jueves, 26 de diciembre de 2013
Feliz Navidad
Hace ya dos días que fue nochebuena. La noche que debiera ser la más familiar del año para mí empezó siendo un infierno. No sé qué sentís vosotros cuando empieza la navidad, pero yo todos los años me siento cargado de positivismo, las calles huelen diferente, la ropa parece sentarme mejor, se van las ganas de discutir y todo parece... más humano.
Pero este año algo falla, o mejor dicho, fallaba.
Era la 1 de la madrugada y salí casi arrastrado por mis amigos, los bares estaban llenos de gente y las copas que me iba tomando no hacían otra cosa que aumentar mis ganas de irme a casa... Pero la fuerte lluvia me retuvo en el bar un par de horas más...
Bendita lluvia...
Salí a echarme un cigarro debajo de un balcón que resguardaba lo justo. Hacía frío y en mi mente solo me insultaba una y otra vez por no haberme llevado un paraguas.
-¿Tienes fuego?
Y allí estaba. Tan pegado a mí. Sentía la respiración que me chocaba contra la cara y el olor de su colonia se volvió más poderoso que aquel fuerte olor a lluvia.
Después vino el beso... Un beso en la mejilla.. ¿Por dar fuego? Sospechoso cuanto menos, pero me encantaba.
Entramos al bar y de repente sentí unas ganas tremendas de bailar, de acercarme a ese chico, de volver a oler esa colonia...
Una, dos, tres canciones... y mil más hubiese bailado con él si no me hubiese agarrado del brazo para salir de aquel bar.
Corrimos bajo la lluvia, de vez en cuando se volvía para cogerme de la corbata y acercarme a él. Parados bajo la lluvia nos mirábamos fijamente, rozando nuestras narices sin pronunciar palabra.
Subimos a la parte de atrás de su coche. Se abrió de piernas y se sentó encima de mí.
De nuevo aquel aroma...
Sentía su pecho mojado rebotando contra el mío, sus ásperas manos acariciaban mi cara y sus labios me pedían a gritos que los besara.
Me cogió de las muñecas y las apoyó contra el asiento sin dejarme hacer ningún movimiento. Su cuerpo era fuerte y rudo, pero sus besos dulces, tan dulces que deseé probarlo más.
Comencé a morderle el cuello mientras aprovechaba para quitarme la ropa. Sus manos ahora estaban en mi paquete, y a cada roce suyo apretaba un poco más con los dientes...
Volvió a sentarse encima de mí, el roce de los cuerpos desnudos, los besos, las caricias... Necesitaba sentirlo dentro de mí.
Lo aparté con un movimiento brusco y me puse de espaldas a él, agarrando fuerte el asiento y ofreciéndole mi cuerpo.
Sentí sus caricias... Cogía mis huevos mientras me daba pequeños besos en el culo...
Vamos...
Suavemente sentí que me iba haciendo parte de él. Con cada movimiento gemía con más y más fuerza... Entonces noté como su mano me tapaba la boca para hacer el mínimo ruido, mientras sus embestidas movían todo mi cuerpo.
Quitó su mano de mi boca para deslizarla por mi pecho, mi barriga... Y comenzó a tocarme suave, acorde con cada uno de los movimientos de su cadera...
Sentí como brotaba en mí y no pude evitar correrme en su mano.
Y nos vestimos. Cada cual sus pantalones, su camisa y su chaqueta...
Pero decidimos que cada uno debería guardar un recuerdo de esa noche. Es por eso que ahora estoy aquí, sentado en la cama, acariciando esta corbata, que no pienso lavar en la vida, pues en ella está el aroma que me trae el mejor de los recuerdos...
Así que amigos, recordad que cada día puede sorprendernos, que nunca se sabe cuando podemos estar a punto de vivir una experiencia inolvidable, ya sea en un bar, o debajo de la lluvia. Por eso nunca dejéis de sonreír pues "nunca sabes quien se va a enamorar de tu sonrisa."
lunes, 16 de diciembre de 2013
Olla
Porque hay momentos en los que podemos hablar durante horas, monólogos y monólogos y a pesar de todo no decirnos nada. Y luego con una mirada arreglar el mundo, ver las cosas más sencillas, más pequeñas y manejables... Una mirada que puede abrirnos los ojos o cerrárnoslos.
Pero no, detrás de esa mirada, de ese mundo sencillo no nos conformamos, nos preguntamos el por qué de ese mundo tan sencillo, le buscamos una y mil pegas y volvemos a pensar sin pensar y a hablar sin hablar.
Porque no, si has pensado ya 10 veces en la misma cosa y no la ves clara es que quizás está todo lo clara que debe estar. Quizás la claridad que necesitas ya no cabe en las palabras, quizás solo necesitas dejar de mirarlo para lograrlo ver.
Y así pasa que la cosa más sencilla, la más clara del mundo la hacemos difícil y enredosa, y nos enredamos con ella.
Y a veces me pregunto... si de verdad merece la pena tanto enredo.
El mejor enredo que existe es el de los cuerpos desnudos sobre la cama. El de las lenguas que se refugian debajo de los labios que no quieren dejar de besar.
Y a veces me pregunto por qué no soy capaz de condensar los pensamientos, como una pastilla de "avecrem" que hierve en mi cabeza.
Que hierve siempre con la tapa cerrada.
Y no sé por qué he tenido que borrar tantos párrafos antes de publicar esta entrada. Solo sé que podría pasarme la noche escribiendo y a pesar de todo, no decir nada.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
27
viernes, 29 de noviembre de 2013
Exámenes
Aquellas tardes en la biblioteca eran interminables... A pesar del frío que hacía estaba deseando salirme a fumar un cigarro con tal de separarme unos minutos de los libros.
Tuvieron que gustarte mucho mis leggins por la forma en la que te quedaste mirándolos, aunque quizás lo único que te interesaba era lo que había debajo...
- ¿Tienes fuego?
Así sin más, te plantaste enfrente de mí con aquella pose de chulillo que tanto me gustó. Y aunque solo fue un cigarro la conversación duró más de lo esperado. Quién iba a pensar que estabas en la misma sala que yo y que no había reparado en ti...
Cogiste todas las cosas de tu mesa y te pusiste a mi lado, acercándote poco a poco con la silla hasta rozar tu muslo contra el mío. Recuerdo como entre párrafo y párrafo sentía tu mano acariciándome por debajo de la mesa; primero muy suave para luego ir aumentando la intensidad lentamente...
- ¿Cómo no vas a tener frío niña, con la humedad que noto por aquí abajo?.
Y cada vez se me hacía más dificil leer cada palabra. Tenía que concentrarme enormemente por no suspirar ni hacer ningún gesto de placer.
Bajaste suavemente la goma de los leggins para acariciarme por encima del tanga que ya estaba bien arrugado y húmedo...
Recuerdo como notaba la presión de tus dedos mientras hacía un esfuerzo sobrehumano para que no se notasen los cortes de respiración.
Y sin articular palabra te levantaste y saliste por la puerta. No dudé en seguirte hasta que llegamos a los baños.
Recuerdo como cerramos la puerta de un empujón. Me cogiste fuerte por los muslos mientras me besabas muy dulcemente. Aquellos besos tan tiernos no cuadraban con tus salvajes caricias, pero me encantaba.
Comencé a morderte el cuello mientras me quitabas la ropa y te bajabas los pantalones.
Te sentaste en el baño invitándome a que me sentara encima de ti. Abrí muy bien las piernas mientras rodeándote con mis brazos la cabeza comencé a acariciarte los labios con los pezones.
- Muérdeme...
Recuerdo como chocaban mis tetas contra tu cara con los botes...
- Azótame...
Y puse tu mano contra mis muslos, tu boca entre mis tetas y mientras cabalgaba derecha por el camino hacia el orgasmo...
Y desde entonces no veo la biblioteca con los mismos ojos. Los cigarros ya no me saben a nada... Porque desde entonces solo quiero descansar si es para acabar cabalgando salvajemente mientras me dices al oído lo zorra que soy, pero eso sí, con mucho amor.
Felices exámenes ;)
martes, 8 de octubre de 2013
Verde Pastel
Sus manos estaban ásperas y frías, pero las tocaba con la mayor delicadeza del mundo, sintiéndolas como seda entre los dedos...
Su aroma inconfundible. Perfume que impregnaba mi piel después de aquellas caricias...
Sus besos: dulces, suaves... Pero que siempre me dejaban un sabor intenso en los labios.
Sus abrazos interminables, sus susurros al oído...
Todas y cada una de sus sonrisas.
Aquellos silencios en los que compartíamos las conversaciones más profundas...
TODO.
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Vuelta al cole
Qué deprisa pasa el tiempo. Tan deprisa que a veces seguimos esperando cosas que pasaron hace tiempo, que ya disfrutamos y sabemos que nunca más van a volver a pasar.
7 de septiembre, era una mañana calurosa y el bullicio por los pasillos de la facultad no me podía hacer desconectar de aquellos pensamientos que año tras año me he repetido a principio de curso...
Y ahí estabas, tan perfecto como siempre. No sabía qué hacer, si darte dos besos, saludarte o simplemente pasar de largo mostrándote una leve sonrisa. Pero no hizo falta que yo me acercara, este año te decidiste tú a acercarte y saludarme.
Recuerdo como me agarraste por la cintura y me acercaste sutilmente a ti para darme dos besos y susurrarme al oído
"Buenos días encanto."
Aquellas palabras me supieron raras, como si no estuviesen echas para mí. Debía de haber un problema, debías de estar confundido o algo... Y no pude articular palabra. Mi sonrisa y sonrojadas mejillas tuvieron que ser suficiente para que me agarrases por encima del hombro y me hicieses que me encaminase junto a ti hacia el aula.
Apenas podía pensar, cada paso que daba sentía que me iba a despertar en cualquier momento de un sueño, pero no fue así.
Ya en el aula nos sentamos juntos y aunque yo no sea muy buena en percibir esas cosas me daba la sensación de que querías compartir conmigo algo más que el sitio en aquella sala.
Y lo pensé. Llevaba muchos años bajando la cabeza por todo, creyéndome menos que nadie y resignándome. Pero aquel día algo quiso que yo fuese la protagonista. Así que tome la iniciativa y comencé a entrar en el juego...
Aquel discurso del decano era interminable y como todos los años la gente empezó a coger los móviles y demás a la mitad para distraerse. Así que yo decidí coger algo también...
Mi mano se coló por debajo de la tuya empecé a acariciarte el muslo susurrando
"Podríamos hacer más interesante este rollazo..."
Y a juzgar por tu sonrisa parecía que no te disgustaba...
Empezaste a acariciarme la mano que tenía ya encima de tu entrepierna, te acercaste a mi oído y me diste un pequeño mordisco en la oreja. Mordiéndome los labios y acariciándote más fuertemente empecé a notar como se empapaba mi tanga...
Pero había algo mucho más especial al margen de todo aquello sexual... Sentía como me acariciabas la mano, como, después de tantos años, me mirabas a mí, me dedicabas cada una de aquellas sonrisas... Y nuestros rostros se acercaron lentamente hasta casi rozar una nariz con la otra...
Pero de repente el bullicio de la gente levantándose nos hizo volver a la realidad.
"Te espero en el baño."
Y disimuladamente recogí mis cosas y me despedí, poniendo camino a un destino que por primera vez me sonreía.
Entré con cierta vergüenza, pues nunca había entrado al baño de chicos, pero antes de siquiera pensarlo estaba sentada encima del baño con los pantalones bajados y tu cabeza entre mis piernas...
Recuerdo que te arañé todos los hombros mientras el movimiento de tus labios y tu lengua me hacía suspirar una y otra vez.
Y cuando estaba a punto de correrme paraste y me miraste, con cara de niño bueno... Y empezaste a acariciarme el clítoris con la nariz mientras con tu lengua dibujabas pequeños circuitos y me subías al cielo...
Pero de nuevo paraste y me cogiste por la cintura para ponerme contra la puerta.
Las embestidas hacían que todas las paredes del baño retumbasen.
Y comencé a susurrarte al oído pequeños suspiros de placer, te mordía el cuello y agarraba tu espalda con mis uñas para no deslizarme.
"Ponte de rodillas cariño..."
Me acaché poniendo cara de niña buena, mordiéndome la punta de un dedito y juntándome las tetas con los codos para que derramases encima de mí todo tu semen...
Pero ahí no había acabado todo. Me apoyé con las manos en la pared, agachada, abriéndome de piernas, mientras tú sentado en el suelo hicistecon tu lengua que besase las nubes...
Y antes de salir me diste la mano y me acercaste a ti. Acercamos nuestros rostros hasta el punto de sentir nuestros alientos sobre los labios...
"Llevaba años esperando esto..." dijiste.
Y entendí que todo lo que tiene que pasar pasa. Que a veces creemos que algo no va a llegar y ese algo está deseando entrar en nuestras vidas. La felicidad, el amor, la paz... O una simple sonrisa.
Entendí que a veces no hay que esperar que sucedan las cosas, ni tampoco hay que hacer que sucedan... Simplemente tenemos que disfrutar de las que ya están sucediendo porque no merece la pena perderse una bonita tarde por estar esperando una noche aún más bonita...
Disfrutad de lo que tenéis ahora, pues no sabéis si lo que ahora estáis viviendo dentro de poco se convertirá en lo más bonito de vuestras vidas.
Y, como sé que deseáis saberlo, nos fundimos en un beso, mientras nuestras manos entrelazadas nos unían con más fuerza que cualquier cadena.
viernes, 13 de septiembre de 2013
Oooh la feria!
Guardo muchos recuerdos de la feria de Albacete, pero sin duda el mejor es el que voy a contar a continuación...
Eran apenas las 2 de la madrugada y el botellón estaba ya hasta la bola. Cada trago de bebida fría se deslizaba por mi garganta haciendo poco a poco que empezase a desinhibirme... Llevaba toda la noche viendo como me mirabas el escote. Al principio disimulabas, pero después de un par de cubatas ya solo te faltaba acercarte para verlas mejor...
Entonces me sacaste la lengua y te diste la vuelta, alejandote de todos, y no pude evitar seguirte...
Salimos del bullicio.
"Pillame si puedes."
Y echaste a correr hasta un callejón oscuro.
Allí te quedaste parado, mirándome fijamente y sonriendo.
"¿A qué juegas?"
Y no hizo falta decirte nada más... Te acercaste despacito, acariciándome el pelo y aproximando tus labios a los mios... Pero justo cuando estabas a punto de besarme bajaste a la altura del cuello y empezaste a darme mordisquitos mientras habías introducido la mitad de tu mano entre mis pechos. Empecé a notar la humedad en mi entrepierna y bajé mi mano hasta tu paquete. Te desabroché los pantalones y los bajé junto a los calzoncillos, para después arrodillarme y jugar con mi lengua y mis tetas, que a juzgar por tus suspiros no lo hacía nada mal... Comencé a arañarte los muslos mientras jugabas con mi pelo suspirando gracias al movimiento de mis labios y mi lengua alrededor de tu polla...
Y a pesar de que yo no quería, derramaste tu semen por toda mi boca callendo también por el cuello y la cara...
Pero ahí no había terminado todo. Estaba demasiado caliente y tenía que llegar hasta el final, por lo que me senté en el capó de un coche, abriendome de piernas y subiendome la falda. El tanga dejaba poco a la imaginación, estaba tan mojado que marcaba toda la silueta. Y te invité a que bebieses de mí...
Recuerdo que pasaba gente mientras me corría en tu boca...
Desde entonces la feria para mí tiene un sabor distinto...
Cal y arena
De pronto un día abres los ojos, miras a los lados y todo ha cambiado.
¿Qué podemos hacer por nosotros mismos en este momento? Miramos al futuro, hacemos planes y nos esforzamos por intentar tomar las mejores decisiones para ser felices. Y a veces nos equivocamos, gravemente. Y dejamos de mirar al futuro, empezamos a obsesionarnos con el pasado, con aquella decisión, pensamos en las múltiples decisiones que podriamos haber tomado e imaginamos un presente (que ya no futuro) diferente. Pero ¿de que nos sirve eso?
Aunque para mi una de las cosas mas sorprendentes es que, con tanto esfuerzo con el que luchamos por intentar "cambiar el destino" y ser felices, y lo mucho que nos preocupa el hecho de que una decision u otra nos perjudique en un futuro, luego somos nosotros mismos los que dejamos en manos del azar algunas de las decisiones mas importantes que hay en la vida...
El negativo y resignado vive en el pasado, el positivo y ambicioso vive en el futuro y el realista vive en el presente.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
Noria
Muchas son las veces que he pensado que me estoy volviendo loco...
Me despierto por la mañana y lo primero que hago es pensar en ella. Salgo a la calle, voy tranquilamente andando y de pronto se me viene a la cabeza su imagen... y a pesar de que muchos días consigo no pensar en ella en todo el día, siempre llega la noche.
La cama, esa gran trampa. Porque te acuestas para desconectar, para dormir y no pensar... Pero de pronto te pones a pensar y no puedes dormir. Empiezo a recordar cosas que no tienen relación con ella para siempre terminar con su imagen en mi cabeza.
Una vuelta...otra vuelta, y sigue ahí.
Y pienso en todo y a la vez en nada... porque no la veo a ella, veo su pelo, siento su aroma... Es como un sueño pero con consciencia de su inexistencia... Porque la veo pero no puedo acercarme, no tocarla, ni gritarle... Solo puedo imaginármelo todo, pero siempre siendo consciente de que ahí no esta...
Por eso otra vuelta más, y otra y otra... Y le grito interiormente a mi cabeza para que duerma....
Y de pronto tristeza, y de pronto alegria...
Y otra vuelta y otra vuelta....
Y entonces empiezo a soñar, mas ya feliz, pues aunque sueño todo lo que pueda imaginar, ya no soy consciente de que no es real...
Pero si en mitad de la noche me despierto, no hay quien me libre de otra noria...
¿Enamorado? ¡Por favor! No digáis tonterías... Estoy sumido en la más dulce y profunda de las locuras.
viernes, 30 de agosto de 2013
Luna Llena
lunes, 15 de julio de 2013
Apagón
Lo recuerdo todo perfectamente, era una tarde como esta: calurosa y aburrida, y decidí darme una vuelta por el centro comercial.
Había bastante gente, que yo creo que estaban ahí más por el aire acondicionado que por las propias tiendas. Y ya aburrida de no ver nada decidí bajar a por el coche al parking...
Fue en a puerta del ascensor donde te encontré, ahí paradillo y mirándome de reojo las piernas y el vestido. Me ofreciste caballerosamente que pasase primero y yo te respondí con una sonrisa.
Ya dentro del ascensor no mantuvimos ninguna palabra hasta que de repente se paró de golpe y se apagaron las luces, quedando la luz de emergencia encendida con la que, la verdad, se veía bastante bien.
"Se ha tenido que ir la luz"
Y nos quedamos en silencio, escuchando las voces de la gente del centro comercial, y algún que otro grito.
Te acercaste poco a poco y me susurraste al oído
"Qué bien te sienta ese vestido."
Y cogí tu mano para colocarla en mi culo por debajo del vestido. Debió de gustarte porque lo agarraste con fuerza y te colocaste delante de mí.
"Si parece que eres una niña muy traviesa..."
Y me empujaste contra ti, besándome y acariciándome el cuello suavemente. Notaba claramente tu erección y también que aquello que sentía entre las piernas no era sudor... Comenzaste a darme besitos en el cuello y pequeños mordiscos en la oreja que me hicieron coger tu mano y meterla en mi entrepierna que ya estaba muy mojada...
Hundiendo el dedo en el tanga empezaste a masturbarme mientras yo no podía parar de suspirar. Me sacaste una teta por el escote del vestido y empezaste a morderme el pezon mientras tu mano cada vez estaba más dentro.
"Tienes los muslos chorreando"
Y me agarraste por el culo y me subiste encima de ti, apoyando la espalda contra la pared y agarrándome a tu cuello. Primero me penetraste muy suave, para luego empezar poco a poco más duro.
Pero cuando estabas a punto de correrte me bajaste y me pediste que me pusiese de rodillas.
Abrí la boca y comencé a masturbarte, y no tardaste mucho en dejarme la cara llena de semen.
Pero aún no habíamos terminado, te cogí del hombro y te invité a que tú también te arrodillaras para que empezases a beber un poquito de mí.
Y recuerdo cómo alcancé el cielo con una pierna sobre tu hombro, mientras tu otra mano me agarraba el culo.
No tardó mucho en volver la luz. Al salir del ascensor me guiñaste el ojo y acariciaste la cara con un gesto muy tierno.
Pero la ternura no había tenido sitio entre aquellas 4 paredes.
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domingo, 7 de julio de 2013
Inmortalizando momentos
"Va, alegra esa cara, si sabes que lo mejor de la noche es la despedida..."
Dijiste. Pero no, esa noche nos íbamos a quedar sin polvo de despedida, estaba mi casa llena de gente que había venido por la feria...
Me agarraste por la cintura mientras me dabas besitos en la cabeza, tornando más lento el paso y empujándome para cruzar la calle.
Vi como mirabas fijamente algo y decías
"¿Qué te parece? ¿Nos llevamos un recuerdo de esta noche?"
Y vi el fotomatón. No pude evitar soltar una carcajada mientras te lancé una mirada incrédula. Pero ya me estabas empujando y en menos que canta un gallo ya estábamos los dos metidos dentro.
Te sentaste en el pequeño taburete y me indicaste que me sentase encima de ti.
Me puse coqueta, sonriendo y arreglándome el pelo, mientras tú corrias la cortina y me agarrabas por la cintura.
"Ay, estate quieto, que vamos a salir movidos..."
Pero antes de que terminara la frase ya estabas acariciando mis muslos y dándome besos en el cuello. No tardé en notar tu erección, y tus manos no tardaron en subirme lentamente el vestido. Sentí como buscabas mi entrepierna con una mano mientras estrujabas mis pechos con la otra... Tu aliento acompañaba a tus dientes en mi oreja...
"Levanta un poco el culete anda"
Y al levantarme me subiste el vestido y agarraste el culo con las dos manos para abrírmelo bien. Lo estuviste masajeando un rato hasta que decidiste bajarme la cremallera del vestido y dejar que se cayera al suelo.
Entonces me empujaste contra el cristal, chafando todas mis tetas contra él y agarrando bien mis nalgas para acariciarme entre ellas con algo que ya conocía muy bien...
"¿La quieres dentro?"
No te hizo falta mucha señal para hacer que mis tetas empezaran a rebotar contra ese cristal mientras suspiraba con la cara pegando a una de las estrechas paredes de ese fotomatón.
"Azótame..."
Y así, con una mano me azotabas y con la otra me agarrabas las tetas, pellizcandome los pezones mientras me lamías la espalda intentando hacer el mínimo ruido posible...
Paraste, y te sentaste en aquel taburete, para dejarme que ahora fuese yo la que tomara las riendas. Me abrí de piernas encima de ti y me senté delicadamente para empezar a trotar cada vez más rápido...
Mis tetas te rebotaban en la cara y tú no sabías donde poner las manos...
"Tus manos, ahí."
Dije mientras te coloqué las manos en mis nalgas y las apreté y separé. Seguí cabalgando mientras te mordía el cuello.
"Ponme las tetas en la cara..."
Y no me hice de rogar, aumentando el ritmo hasta que ya no aguantaste más y me levanté muy rápido para que pudiseses derramar tu semen encima de mí...
Salimos sudando de aquel fotomatón mirando para todos sitios para ver que nadie nos había visto...
Pero lo único que encontramos fue silencio. Me diste un beso y te volviste para coger las fotos tan peculiares que nos habíamos hecho, pero para nuestra sorpresa habían desaparecido todas...
Y así la noche quedó inmortalizada, ya no en las manos de un desconocido, sino en nuestros cuerpos.
domingo, 30 de junio de 2013
San Juan
Te conozco desde los 6 años, y anoche por primera vez creo que llegué a conocerte realmente. Recuerdo los largos recreos y las tardes en el parque... También las vacaciones que hicieron nuestras familias juntas... Aquellos inocentes juegos de niños en los que me quitabas la parte de arriba del bikini en la piscina... Juegos que ahora tienen más significado que nunca.
Qué inocentes 15 años. Conversaciones sobre cosas que se escapaban a nosotros... Miradas incansables que durante horas compartíamos...
Aunque no voy a negarlo, llevo masturbándome pensando en ti desde hace 5 años. Sí, desde aquellos inocentes 15. Recuerdo cómo te esmerabas en explicarme los problemas de matemáticas mientras yo me dedicaba a desnudarte mentalmente. No puedo evitar pensar que aquellos juegos de rozarnos por debajo de la mesa de la biblioteca eran más que un juego...
Y allí estábamos, en la piscina de tu parcela mirando las estrellas y hablando de lo que nos va a deparar la vida el día de mañana. Estábamos solos, como otras muchas noches de verano; tus padres nunca se habrían imaginado lo que hicimos...
Tenía frío, o al menos eso te dije, y no dudaste en abrazarme desde atrás como otras veces has hecho. Recuerdo como me susurraste al oído
"Si quieres te quito ese bikini que está mojado, y seguro se te pasa el frío".
Me quedé sin palabras, pues era algo que carecía de toda lógica. No obstante dirigí tus manos al broche del bikini, y no hubo que guiarte mucho más...
Todo pasó muy rápido, no recuerdo cómo, pero estaba sentada en la escalera de la piscina mientras me me acariciabas lentamente los pechos y me dabas suaves besos en los labios...
"Creo que estoy empezando a tener frío en la parte de abajo también..."
Y tu mano se coló entre mis piernas, dedito tras dedito ladeandome el bikini... Hasta que se colaron en otro sitio. Comencé a suspirarte al oído mientras te mordía el lóbulo de la oreja y te apretaba la espalda contra mí...Recuerdo como me besabas suavemente los pechos, lamías mis pezones con mucha suavidad.
"Muérdelos"
Y comenzaste a pellizcarlos con los labios, luego con los dientes, mientras tirabas débilmente de ellos.
No podía más, si seguías así me iba a correr; así que te aparté de mí y te bajé el bañador... Te ordené que te sentaras en el borde de la piscina con las piernas abiertas y no pusiste ninguna objeción...
A juzgar por tú reacción creo que nunca te habían hecho eso... Cada movimiento de mi lengua provocaba una contracción de tus muslos, los cuales besé lentamente mientras te masturbaba con las manos para hacerte estremecerte...
"Ahora como en los viejos tiempos, píllame si puedes..."
Y empecé a nadar desnuda mientras tú me perseguías por la piscina.. Hasta que me atrapaste y pusiste contra el borde, mordiéndome el cuello y acariciándome los pechos... Mis pezones se colaban entre tus dedos, que apretaban y tiraban suavemente de ellos.
Y me subí al borde, abierta de piernas y chupándome un dedito con mirada juguetona te invité a que me hicieses llegar a esas estrellas que llevábamos años observando.
Recuerdo como agarrabas mi culo para apretarme contra tu boca. Tan rápido y fuerte, pero tan delicado a la vez. No podía aguantar más y las marcas de mis uñas en tus hombros dejaron reflejado aquel orgasmo, que me hizo desvanecerme dentro del agua...
Y allí seguimos, otro par de horas más en el agua, desnudos totalmente, en cuerpo y alma. Besándonos y acariciándonos, comenzando otra historia que algún día os contaré, dijiste...
"Ojalá y esta noche no terminase nunca."
Pero por desgracia, para mí fue la noche más corta del año.
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jueves, 27 de junio de 2013
Caos
viernes, 14 de junio de 2013
Andén
Había poca gente en la estación, y eso me gustaba. Como siempre, llegaba más de media hora antes y decidí sentarme en la sombra, a escuchar música y pensar en mis cosas... Y entonces la vi. Era la chica más sencilla y maravillosa que había visto. Nuestras miradas se cruzaron y no tardé mucho en retirar la mía por vergüenza... ¿Cómo podría ser tan mona?
Era morena, ojos marrones y no iba nada maquillada. Vestía con unos vaqueros y una camiseta sencilla y tenía una mirada que me hacía suspirar como si me acabase de enamorar profundamente. Podrían haberse puesto mil chicas vestidas de gala y ultramaquilladas a su lado y ninguna podría haberle hecho sombra...
Subí al tren con la tremenda casualidad que fue a subir a mi vagón. Me senté en un asiento cualquiera pues el vagón iba prácticamente vacío. Para mi sorpresa la chica se puso a subir la maleta encima de donde estaba yo sentada, lo cual me dio paso para ofrecerme a ayudarla.No olvidaré nunca la dulzura con la que dijo "gracias" y esa sonrisilla traviesa.
Me quedé helada cuando vi que se sentaba a mi lado estando el vagón casi vacío. Yo que iba escuchando música me quité un casco pensando que, quizás, podría tener la suerte de que me hablase...
Tres paradas más tarde desistí y me puse los dos cascos. Pero apenas 5 minutos más tarde me rozó con su mano, me miró y guiñó un ojo. Sonreí como si fuese una niña pequeña, torcí la cara hacia la ventana y miré su reflejo que me estaba sonriendo. Yo tenía mi mochila encima de las piernas y ella deslizó su mano por debajo para comenzar a acariciarme los muslos por encima del pantalón...
No me creía lo que estaba pasando, pero estaba muy caliente. Las caricias cada vez eran más intensas y ya no solo estaba acariciando mis muslos. Estuve a punto de soltar un suspiro, pero me controlé. Entonces se acercó ronzando con su naricita mi oreja y acariciando mi cuello con su lengua. Agarró el cable de los cascos con los dientes y me lo quitó con la boca, para acercarse a mi oreja y susurrarme "voy al baño, si te vienes a terminar esto..."
No pude resistirme. Un minuto después estaba con sus piernas en mis hombros y suspiraba entre dientes mientras me agarraba del pelo como si fuese un caballo.
"No pares... No pares" Suspiraba mientras se retorcía de placer...
Sentí como se corría en mi boca... Iba a secarme cuando me agarró del cuello y comenzó a besarme. Me besaba por todo el cuello y daba pequeños mordisquitos mientra me masturbaba... Le agarré el culo y empecé a mordele los pezones mientras hacía todo lo posible por aguantar un poco más sin correrme... Pero llegó un momento en el que no pude más... Justo en el momento en el que el tren anunciaba mi parada.
Me bajé del tren como si nada hubiese ocurrido, pero aquel orgasmo fue la mejor parada en la que me he bajado nunca.
domingo, 2 de junio de 2013
3 días
Hace un tiempo decidí caminar despacio, dejar que la vida me muestre sus cosas en vez de intentar obligarme a vivir...
Solía ir por la vida con prisa, intentando comerme el mundo sin darme cuenta que es el mundo el que nos come a nosotros... Somos seres insignificantes, que dependemos de un montón de factores para vivir, de un montón de factores para nacer y de otros tantos para morir...
Solía andar rápido con un objetivo fijo y me frustraba sin no lo conseguía... Y si lo conseguía me quedaba absorbida en eso hasta tener un nuevo objetivo. Caminaba de objetivo en objetivo, desesperada por la cercanía de algunos momentos o por la lejanía de otros...
Por poner un ejemplo, si estábamos a lunes y tenía un examen el miércoles el martes para mí no existía... Y así con un montón de cosas más...
...hasta que un día me paré a pensar. ¿Y si en vez de apresurarme a mi meta dejo que se acerque ella a mí? Y empecé a ver las cosas de otra manera.
Me desperté una mañana y saboreé cada momento. Ese día salí 10 minutos antes para poder disfrutar el camino, miré los edificios, los perros que paseaban por la calle y aun con todo me sobró tiempo para pensar en todo lo que me iba a deparar el día. Comencé a vivir el momento, a disfrutar de las pequeñas cosas... Me dí cuenta como una simple comida con los amigos antes de un examen me podía aportar más cosas positivas que horas y horas de fiesta. Observe que cada momento es lo especial que tú quieras que sea. Comprendí que, en gran medida, los momentos se miden por las personas con quien puedes compartirlos.
Todo esto por supuesto sin dejar de luchar por mis metas, pero sin cerrarme a ellas. No por querer llegar al estanque tuve que dejar de disfrutar del resto del parque...
Y así es mi vida ahora. Me entristezco, estreso y desespero como todos. Pero siempre y cuando puedo intento frenar un poco, dejar de correr por la vida y pasear un rato... Fijarme en los pequeños detalles, saborear cada momento y disfrutar de las buenas compañías, ya que la vida son tres días y en tres días pueden ocurrir tantas cosas...
martes, 21 de mayo de 2013
Lluvia
Estaba empapada cuando me crucé contigo en aquella calle y ninguno de los dos llevaba paraguas. Por suerte ambos llevabamos la misma dirección y por lo menos no se nos hacía tan ameno el "paseo bajo la lluvia".
Empezó a llover más hasta que tuvimos que meternos a un portal abierto que vimos para esperar a que dejase un poco...
Nos metimos debajo de las escaleras por si salía algún vecino... Recuerdo el calor que irradiaban tus manos y como me susurrabas al oído para hacer el menor ruido posible... Sentía como tu aliento rozaba mi oreja y empecé a sentirme mojada por otra razón que no era la lluvia... Giré mi cara y nos encontramos rozándonos las narices, mirándonos fijamente a los ojos... Y nos fundimos en un beso que nos terminó de dar la chispa para quitarnos aquella ropa tan mojada... Me senté encima de ti abierta de piernas y mirándote a la cara sin que dejases de acariciar mis nalgas y darme pequeños azotes... Comencé a morderte el cuello mientras entre pequeños suspiros de placer me acariciabas los pechos y te recolocabas la polla para ofrecérmela como asiento... Comenzaste a suspirar mientras cabalgaba encima de ti y tuve que darte un pequeño golpe con el pecho en la cara a modo de "castigo" que no pareció molestarte mucho a juzgar por mordisquitos que me dabas en los pezones...
Y comencé a suspirarte en la oreja mientras te pedía que me azotaras... "Me encanta que lo hagas mientras me dices zorra".
Me retiré de encima y dejé que te corrieras en mis pechos... Seguidamente me empujaste contra la pared para masturbarme mientras me besabas y mordías el cuello... Intenté no suspirar pero me fue imposible cuando te colocaste a cuatro patas y subiste mis piernas encima de tus hombros... Como me encantó como combinabas el movimiento de tus labios con el de tu lengua...
Al salir de aquel portal ya no llovía, pero yo tuve que poner a secar alguna que otra prenda al llegar a casa...
lunes, 20 de mayo de 2013
El moño demasiado ajustado.
Dando vueltas
No pensé que el camino iba a ser tan difícil.... Lo intenté, y caí dando vueltas, entre aquellas piedras que yo misma me desclavé...
Dando y dando vueltas...
Lejos de la gente y de aquella tormenta...
Dando y dando vueltas.
Y no, allí no estabas tú...
Y mientras sopla el viento,
camina y no te pares que sigue pasando el tiempo...
Y mientras, vamos avanzando,
poquito a poco, paso a paso...
Y si el viento sopla en contra, yo te seguiré empujando...
Y si despiertas y sientes que el mundo te queda muy grande para seguir, avanza adelante con paso gigante esta vida es para vivir...
Que ya no puedo estar sin ti... Y que si el mundo, mi amigo, se nos echa encima, tendremos abrigo en aquella oscura colina. Y juntos iremos a paso ligero pensando que el mundo nos importa un bledo... Que aquellos problemas que tanto nos joden se van a la mierda, que la noche es joven y tú.... tranquilo... que juntos caminamos en contra del destino...
Dando y dando vueltas...
Lejos de la gente y de aquella tormenta...
Dando y dando vueltas...
Y no, allí no estabas tú...
Y mientras sopla el viento,
camina y no te pares que sigue pasando el tiempo...
Y mientras, vamos avanzando,
poquito a poco, paso a paso...
Y si el viento sopla en contra, yo te seguiré empujando..."
viernes, 17 de mayo de 2013
Entre la espada y la pared
domingo, 12 de mayo de 2013
Brevedad
lunes, 6 de mayo de 2013
Excepción
domingo, 28 de abril de 2013
Tantas cosas por entender.
Aquella noche de verano era la fiesta de graduación y yo sabía que iba a ser mi primera vez...
Mirando a un lado y a otro observé a los chicos, y sin duda sabía que serías tú el elegido para esa noche...
Me acerqué sutilmente con la copa en la mano colocándote la corbata y susurrándote al oído si te venías conmigo afuera a "tomar el aire".
Una vez fuera ya solo me quedaba el punto final... "Ay, creo que me voy a ir a mi casa, que aún me queda un largo camino y tengo que estar en mi casa en media hora."
Sabía que tenías coche, y sabía que después de ese beso y de ponerte la mano sobre mi escote no podrías evitar acercarme a mi casa... Te indiqué el camino tal y como había planeado para que fuésemos a parar a aquel callejón oscuro...
Me bajé del coche, caminé sutilmente hacia el capó y me quité el vestido blanco, que ya iba estorbando... Y fue cuando me quité el sujetador y me agaché apoyando los pechos contra el capó cuando no pudiste evitar salir de ese coche ya bajándote la cremallera de los pantalones...
Sin cambiar de postura me agarré las nalgas y las separé... No te hizo falta más señal... En cuestión de segundos ya me habías ladeado el tanga y tenías un dedito dentro de mí... Fuiste dilatando poquito a poco hasta penetrarme bien duro...
No pensaba que elegirías ese agujero, pero la verdad es que me gustó mucho... Pero aún más me gustó cuando sentí caer tu semen dentro de mí...
Te retiraste y me diste la vuelta... Me acercaste contra ti y me empezaste a besar mientras con una mano me acariciabas los pechos y la otra me masturbabas...
Aquella noche terminó una etapa de mi vida, el final de un nivel de estudios... Pero comenzó otra... Llena de lujuria y mentiras... Que quizás algún día os contaré.
lunes, 22 de abril de 2013
Sensaciones familiares
-Báilame - dijiste mientras te desnudabas y te sentabas en el sillón.
Me levanté de la cama bailando sensualmente mientras me quitaba la ropa interior, que es lo único que me habías dejado puesto. Me dirigí al cajón de mi mesita y saqué unas esposas de juguete... "Las manos a la espalda"... Y casi sin que te dieras cuenta te tenía atado y estaba sentada encima de ti... Moviendo las caderas mientras te rozaba la cara con los pechos... "No te has portado nada bien..." decía mientras te daba pequeños golpes con ellos en la cara.
-Desátame, necesito agarrarlos... - dijiste jadeante y con la voz entrecortada.
Pero aquello no terminaría ahí. Te levanté del sillón y te tumbé en la cama. "Ahora saca esa lengua, que tienes trabajo". Y me senté abierta de piernas encima de tu cara...
No te dejaba lamer casi, ya que movía mis caderas para rozarme con tus labios y tu nariz... El placer llegó a tal punto que un orgasmo recorrió todo mi cuerpo... Pero aún quería más... Por eso bajé hasta tu entrepierna... Creo que no hace falta dar más detalles...
Ahora noche tras noche lo recuerdo, vuelvo a vivirlo en mi mente... Contando las horas para volver a tenerte entre mis piernas y sobretodo, sentir ese beso que, aunque familiar, siempre será único.
domingo, 21 de abril de 2013
Despertador
8:10 a.m. No soy persona y acaban de llamar al timbre de mi casa. No sé si levantarme a abrir o dejar que fundan el timbre.
(...)
Ante su insistencia he tenido que levantarme con más pereza que cuerpo arrastrando los pies hasta el telefonillo... "¿Sí?"
-Soy yo.
No me ha hecho falta que especifique, estoy segura de que es Adrián y que no puede dormir... Pues esta vez no va a conseguir nada, estoy demasiado cansada...
Portazo y pasos rápidos y contundentes hacia mi habitación:
-¿Qué haces dormida? Vamos sal de la cama que te he traído un regalo... - me dice con una cara de salido que no le cabe en la cabeza.
No me queda otra, tengo que levantarme y coger ese bote de nata que tiene en su mano derecha... Me agacho y le bajo los pantalones y los bóxers a la vez... Dejando que su pene se apoye en mi cara para, sin tocarlo abrazarlo entre mis labios mientras le echo nata...
-Que no quede nada ¿eh? - dices.
Y no ha quedado. "Ya sabes que yo por las mañanas me despierto muy golosa..."
Soltando un pequeño ronroneo y dejando el bote de nata en tu mano me tumbo en la cama, no antes de quitarme toda la ropa.
Sabía que me llenarías los pechos de nata, al igual que sabía que no dejarías ni gota mientras me masturbabas... Lo que no me esperaba es que te subieses encima de mí y posases tu pene entre mis pechos... "¿Qué mosca te ha picado?"
-Anda, júntalos con las manos... Porfa.-dices con una carita de niño triste, sabiendo que no me puedo resistir.
Creo que te has llegado a mover incluso más rápido que cuando estás dentro de mí. Se me han hecho unos segundos aunque sé que han sido varios minutos lo que has tardado el llenarme la cara y el cuello de semen.
-Límpiate, que ahora te toca a ti.
Apenas entro en la habitación y me tumbas en la cama, me abres de piernas y empiezas a usar la lengua tan bien como siempre.
-Quiero que grites, ¡vamos! - dices mientras me agarras las nalgas con las manos.
Y los vecinos se despiertan con el sonido de mi orgasmo, despertador que muchos quisieran tener.
jueves, 18 de abril de 2013
Calcetines
Y entonces te replanteas tantas cosas... Si merece la pena el camino, cómo lo caminas o con quién lo caminas. Si has tomado el camino correcto, o si quizás deberías haber cogido un atajo...
Y piensas en el mañana, en el paso que has de dar...
Y te organizas los sentimientos como si de calcetines en un cajón se tratase...
Y no te arrepientes de nada pasado...
Y empiezas a arrepentirte de cosas que no harás en un futuro...
¡Vamos coño! Es lo primero que se te viene a la cabeza por las mañanas. Y te mueves por el mundo tan feliz.
De vez en cuando abres el cajón, eliges un calcetín y te lo pones... Sabiendo que hay calcetines que se quedarán siempre encerrados...
Y piensas... Que a veces es mejor andar descalza.
lunes, 8 de abril de 2013
Indirectas muy directas
Naturaleza
Aún tengo las rodillas peladas del roce de la tierra...
No entiendo como me dejé convencer para terminar tirados en aquel bosque alejado de la mano de Dios. Recuerdo como entre risas y juegos de miradas me cogiste de la mano y me sacaste de aquel bar, y huimos de aquel bullicio en tu coche. Yo pensaba que me llevarías a tu casa, o quizás a alguna calle oscura. Quién me iba a decir a mí que te saldrías del pueblo, y seguirías aquel camino hasta llegar a ese bosque oscuro que más que morbo me daba miedo. Paraste el coche, me besaste suavemente en los labios y seguidamente me hiciste un gesto para que me bajase del coche. Me negué, tenía miedo y no me apetecía nada hacerlo en aquel bosque. pero tú diste la vuelta, abriste la puerta afirmando que no pasaba nada y me sacaste del coche en tus brazos. Paramos delante de un árbol y me apoyaste sobre él para empezar a besarme y a acariciarme los pechos. Yo oía muchos ruidos que me provocaban pequeños sustos y tú me acariciabas el pelo mientras me susurrabas al oído que estuviese tranquila, que tú estabas ahí para protegerme. Ese rollo de niña inocente asustada te debió gustar mucho porque no tardé en notar tu erección contra mí.
Me quitaste el vestido mientras me repartías besos por el cuello, el escote... No hizo falta nada más que desabrocharte el botón y la cremallera de los pantalones para que te los quitases junto al bóxer... Me agarraste por el culo y me subiste contra el árbol para penetrarme. Empezaste muy suavemente para luego darme mucho más duro poco a poco. Mi boca te susurraba los suspiros de placer mientras te acariciaba con la lengua y te pegaba pequeños mordisquitos en el lóbulo de la oreja. Entonces me bajaste y ten sentaste en el suelo con la espalda apoyada en el árbol y me sugeriste que me sentase encima de ti. Me abrí de piernas y me puse mirando hacia ti. Me movía ágil mientras te golpeaba la cara con mis pechos te pedí que me dieses unos azotes. No tardaste mucho en llegar al orgasmo. A mí me faltaba un poco, pero me volviste a coger en brazos, me apoyaste contra el capó del coche, me abriste las piernas y empezaste a usar tu lengua solo como tu bien sabes. Mis suspiros despertaron a todos los animalillos de aquel bosque a la vez que resonaban las patadas que daba contra el capó...
Sabes que siempre voy a ser esa niña asustadiza que hay que castigarla con unos azotes para que se porte bien...