Nunca me había gustado tanto que me pusiesen entre “la
espada y la pared”, aún recuerdo como nos miraban al salir del baño.
17:45 pm y yo ya no sabía ni cómo me llamaba. Hacía apenas 2
horas que empecé a beber y ya no sabía de qué manera disimular lo mucho que me
ponías… Aunque bueno, ¿para qué engañarnos? Llevaba mandándote señales toda la
tarde y a juzgar por tu manera de actuar parece que no te disgustaba demasiado…
Por fin te atreviste a acercarte, no de
manera muy disimulada y me susurraste al oído “¿Te vienes al baño? Es que tengo
la boca un poco seca…”
Y ahí estábamos, en la cola del baño… Mientras todo el mundo
esperaba su turno tú te dedicabas a jugar con tus dedos a acariciarme por
debajo de la falda… Nunca me habían hecho algo así en público, pero he de
admitir que me ponía bastante…
Por fin llegó nuestro turno, y nadie se extrañó de que entrásemos
los dos juntos al baño, aunque más que entrar me metiste de un empujón… Sentía
tu aliento cerca de mi oído y tus caricias sobre mis muslos. “¿No te atreves a
subir más arriba?” te dije al ver que me acariciabas… Y comenzaste a tocarme
los pechos suavemente para después meter la mano por el escote y pellizcarme
los pezones con los dedos… Entonces te dije “no, no, tan arriba no…” y mientras te daba suaves mordisquitos en el
cuello bajaste lentamente acariciando con tus dedos mi barriga hasta comenzar a
acariciar más bruscamente por encima de mi falda. Comenzaste a notar lo mojada
que estaba y no pareció disgustarte demasiado pues te relamiste mientras me
subías la falda y me apoyabas contra la pared. Descendiste suavemente y me abriste de piernas… Recuerdo como te estiraba
del pelo mientras me corría en tu boca.
No sé si lo oyeron los de fuera pero no pude evitar gemir mientras
temblaba de placer. Y cuando me fui a recolocar la falda me susurraste
al oído “No porfa déjame disfrutar un poquito más…”
Y mis manos arañaban tu espalda mientras mis piernas te
rodaban y tus embestidas hacían que se moviese la puerta sobre la que estaba
apoyada… Pensaba que me ibas a traspasar.
“¿Tienes sed”
preguntaste mientras te apartabas de mí y me sugerías con tu mano que
arrodillase… Y abrí la boca sacando la
lengua sensualmente y no tardaste en llenarla con tu semen...
Y volvimos a la fiesta aunque la verdadera fiesta ya había
acabado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario