Desde muy pequeña ya me fijaba en la entrepierna de los chicos. Se me desarrollaron los pechos antes que a todas mis amigas y empecé a masturbarme antes de siquiera saber cómo hacerlo.
Aquella noche de verano era la fiesta de graduación y yo sabía que iba a ser mi primera vez...
Mirando a un lado y a otro observé a los chicos, y sin duda sabía que serías tú el elegido para esa noche...
Me acerqué sutilmente con la copa en la mano colocándote la corbata y susurrándote al oído si te venías conmigo afuera a "tomar el aire".
Una vez fuera ya solo me quedaba el punto final... "Ay, creo que me voy a ir a mi casa, que aún me queda un largo camino y tengo que estar en mi casa en media hora."
Sabía que tenías coche, y sabía que después de ese beso y de ponerte la mano sobre mi escote no podrías evitar acercarme a mi casa... Te indiqué el camino tal y como había planeado para que fuésemos a parar a aquel callejón oscuro...
Me bajé del coche, caminé sutilmente hacia el capó y me quité el vestido blanco, que ya iba estorbando... Y fue cuando me quité el sujetador y me agaché apoyando los pechos contra el capó cuando no pudiste evitar salir de ese coche ya bajándote la cremallera de los pantalones...
Sin cambiar de postura me agarré las nalgas y las separé... No te hizo falta más señal... En cuestión de segundos ya me habías ladeado el tanga y tenías un dedito dentro de mí... Fuiste dilatando poquito a poco hasta penetrarme bien duro...
No pensaba que elegirías ese agujero, pero la verdad es que me gustó mucho... Pero aún más me gustó cuando sentí caer tu semen dentro de mí...
Te retiraste y me diste la vuelta... Me acercaste contra ti y me empezaste a besar mientras con una mano me acariciabas los pechos y la otra me masturbabas...
Aquella noche terminó una etapa de mi vida, el final de un nivel de estudios... Pero comenzó otra... Llena de lujuria y mentiras... Que quizás algún día os contaré.
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