domingo, 25 de diciembre de 2011

Cariño

Y es en ese momento cuando echas de menos un simple "princesa" o "cariño". No porque lo necesites, solo porque si algo he aprendido en la vida es que una palabra puede cambiar un hecho en cuestión de segundos...
Pasaste a la habitación, y apenas me miraste. Pude notar que ya estabas empalmado, pero antes, como una de mis condiciones, una ducha. No soporto chupar un pene sucio. Puedo besar una boca con aliento a cebolla pero las pollas han de estar limpias, pues la boca de una princesa como yo, no tolera cualquier cosa. Como siempre tú insistías en que me metiese en la ducha, "Cielo, estoy recién duchada y seca, y no me apetece mojar las sábanas con algo más que mi flujo vaginal" No hacen falta más palabras para poner a tono a un hombre, y a veces, hasta sobran. En cuestión de 5 minutos lo tenía limpio, desnudo y empalmado frente a mí. Insistiendo en mis palabras romanticonas dije "¿Qué quieres hoy, cariño?". No contestaste, ya que, como bien sabemos, las palabras no son tu fuerte. No tardaste mucho en tener tu lengua entre mis piernas. Se movía ágil, juguetona, yo diría que mejor que nunca. pero... No sé, faltaba algo, quizás un poco de Cariño... No conseguiste que me corriese, pero no ibas a desistir y me empezaste a masturbar, con tus dedos, suaves y limpios, con unos movimientos fuertes pero correctos, mas faltaba algo... Un poco de Cariño quizás... No contento me quisiste penetrar, no dudaste, ni vacilaste, en menos de unos segundos te tenía sobre mí, dándome fuerte y rápido, tú gritabas, yo jadeaba, mas estaba lejos de correrme... Me follabas, pero me follabas como a una simple puta, quizás faltó algo de... Cariño.
Finalmente me pediste que te la chupara, y como siempre no tardaste en correrte, pocas mujeres la chupan como yo. Y sí, fue un final, un final como otro cualquiera, pero yo no era la cualquiera de siempre.
Te vestiste, recogiste tus cosas y dijiste "Adiós", queriendo cogerme la cara llena de semen, pero no te dejé.

No, no me pagues. A ésta invito yo, Cariño.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Personas

Hoy no voy a escribir de sexo, lo siento. Hoy voy a escribir sobre las personas...
Hay varios tipos de personas, hay personas generosas, humildes, buenas y amables (llamémoslas Tipo 1), para los cuales las personas de su alrededor valen tanto o más como ellas, y hay personas egoístas, ruines y malas (Tipo 2) para las cuales solo hay dos tipos de personas: Los que son como ellos y los que no.
Una cosa que tengo muy clara es que las personas maduran con las experiencias que les da la vida, aunque por desgracia generalmente con las malas experiencias. Sobra decir que las personas Tipo 1 van a madurar el doble de rápido que las personas Tipo 2, pues una persona humilde y buena es más fácil de dañar que una persona egoísta. La persona egoísta siempre pensará que lleva razón, que ella fue la dañada y que toda la culpa es de la otra persona, lo cual no le permite madurar y aprender de los errores...
Con esto no quisiera hacer una clasificación estricta, ya que las personas no somos máquinas. Simplemente he englobado a las personas en dos grandes grupos. Lógicamente habrá personas que no pertenezcan a ningún grupo de los dos, y personas que cambien de uno a otro, bien para mal o para bien.
Con esta reflexión no quisiera ofender ni aludir a nadie, solo dar a conocer mi opinión sobre la gente con la que convivo día a día. Si hubiera que identificarme yo, ¿Quién sabe? Quizás hasta me metería en el tipo 2...