domingo, 30 de junio de 2013

San Juan

Aún no sé cómo aguantábamos tanto tiempo solo mirándonos...
Te conozco desde los 6 años, y anoche por primera vez creo que llegué a conocerte realmente. Recuerdo los largos recreos y las tardes en el parque... También las vacaciones que hicieron nuestras familias juntas... Aquellos inocentes juegos de niños en los que me quitabas la parte de arriba del bikini en la piscina... Juegos que ahora tienen más significado que nunca.
Qué inocentes 15 años. Conversaciones sobre cosas que se escapaban a nosotros...  Miradas incansables que durante horas compartíamos...

Aunque no voy a negarlo, llevo masturbándome pensando en ti desde hace 5 años. Sí, desde aquellos inocentes 15. Recuerdo cómo te esmerabas en explicarme los problemas de matemáticas mientras yo me dedicaba a desnudarte mentalmente. No puedo evitar pensar que aquellos juegos de rozarnos por debajo de la mesa de la biblioteca eran más que un juego...

Y allí estábamos, en la piscina de tu parcela mirando las estrellas y hablando de lo que nos va a deparar la vida el día de mañana. Estábamos solos, como otras muchas noches de verano; tus padres nunca se habrían imaginado lo que hicimos...
Tenía frío, o al menos eso te dije, y no dudaste en abrazarme desde atrás como otras veces has hecho. Recuerdo como me susurraste al oído

"Si quieres te quito ese bikini que está mojado, y seguro se te pasa el frío".

Me quedé sin palabras, pues era algo que carecía de toda lógica. No obstante dirigí tus manos al broche del bikini, y no hubo que guiarte mucho más...
Todo pasó muy rápido, no recuerdo cómo, pero estaba sentada en la escalera de la piscina mientras me me acariciabas lentamente los pechos y me dabas suaves besos en los labios...

"Creo que estoy empezando a tener frío en la parte de abajo también..."

Y tu mano se coló entre mis piernas, dedito tras dedito ladeandome el bikini... Hasta que se colaron en otro sitio. Comencé a suspirarte al oído mientras te mordía el lóbulo de la oreja y te apretaba la espalda contra mí...Recuerdo como me besabas suavemente los pechos, lamías mis pezones con mucha suavidad.

"Muérdelos"

Y comenzaste a pellizcarlos con los labios, luego con los dientes, mientras tirabas débilmente de ellos.
No podía más, si seguías así me iba a correr; así que te aparté de mí y te bajé el bañador... Te ordené que te sentaras en el borde de la piscina con las piernas abiertas y no pusiste ninguna objeción...
A juzgar por tú reacción creo que nunca te habían hecho eso... Cada movimiento de mi lengua provocaba una contracción de tus muslos, los cuales besé lentamente mientras te masturbaba con las manos para hacerte estremecerte...

"Ahora como en los viejos tiempos, píllame si puedes..."

Y empecé a nadar desnuda mientras tú me perseguías por la piscina.. Hasta que me atrapaste y pusiste contra el borde, mordiéndome el cuello y acariciándome los pechos... Mis pezones se colaban entre tus dedos, que apretaban y tiraban suavemente de ellos.
Y me subí al borde, abierta de piernas y chupándome un dedito con mirada juguetona te invité a que me hicieses llegar a esas estrellas que llevábamos años observando.
Recuerdo como agarrabas mi culo para apretarme contra tu boca. Tan rápido y fuerte, pero tan delicado a la vez. No podía aguantar más y las marcas de mis uñas en tus hombros dejaron reflejado aquel orgasmo, que me hizo desvanecerme dentro del agua...

Y allí seguimos, otro par de horas más en el agua, desnudos totalmente, en cuerpo y alma. Besándonos y acariciándonos, comenzando otra historia que algún día os contaré, dijiste...

"Ojalá y esta noche no terminase nunca."

Pero por desgracia, para mí fue la noche más corta del año.


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jueves, 27 de junio de 2013

Caos

Es difícil empezar a escribir cuando no sabes concretamente qué es lo que quieres decir...
Son demasiados sentimientos en muy poco tiempo...
Hace un par de entradas hablaba de que la vida "son 3 días" y que en esos 3 días pueden ocurrir infinidad de cosas... El tiempo es caprichoso, y se empeña en pasar rápido cuando más a gusto estamos mientras que parece que se esfuerza en torturarnos al hacernos eternos esos momentos  amargos... Pero aún así el paso del tiempo nos hace crecer, ya no físicamente sino como personas. Nos hace madurar y nos ayuda a valorar las cosas que realmente lo merecen. 

Y es cuando nos encontramos al final de una etapa cuando nos paramos a reflexionar, a valorar realmente las cosas que han ocurrido ahí, las que tendremos a la vuelta de la esquina y las que no volveremos a disfrutar nunca más... 
Cosas buenas y otras no tan buenas hemos vivido. Riendo, llorando, gritando, saltando.... Pero nunca solos. Hemos aprendido que por muy fuerte que sople el viento siempre habrá alguien que nos empuje, que conocer a una persona de hace 10 años no significa que le vayas a querer más que a alguien que conoces de hace 2... Que solo puedes llegar a conocer a alguien realmente si esa persona te deja que la conozcas y que cada paso andado ha merecido la pena si al lado de tus huellas hay otras marcas que van formando el camino...
Que podría poner 1000 reflexiones, pero al fin y al cabo lo más importante es salir a la calle y VIVIR.

Y daos cuenta cómo vivís vuestra vida paralela a la de tantos otros... Pensad en la cantidad de personas que existen en el mundo, personas que nunca llegaremos a conocer... Y es por eso por lo que me siento afortunada de haberme cruzado con las personas con las que ahora comparto mi vida. Podría haber sido feliz de otras 1000 maneras y conociendo a otras 1000 personas diferentes, pero algo ha decidido que sea así y no puedo estar más agradecida...

Y en definitiva, aunque esta entrada es un caos total de ideas, solo quería transmitir que aunque una etapa se acaba, otra nueva comienza... Que hay puertas que se cierran, puertas que se abren... Que la distancia no importa... Y que gracias a los acompañantes en el camino hasta ahora, y a los que sé que seguiréis acompañándome, estéis o no presentes .

3 días... y otros 3 días... Así he ido arañando... Pagaría por otros 3 días más, pero no se puede sobornar al destino.

viernes, 14 de junio de 2013

Andén

Viernes por la tarde y como siempre era hora de marcharme. No tenía muchas ganas pero era lo que tocaba...
Había poca gente en la estación, y eso me gustaba. Como siempre, llegaba más de media hora antes y decidí sentarme en la sombra, a escuchar música y pensar en mis cosas... Y entonces la vi. Era la chica más sencilla y maravillosa que había visto. Nuestras miradas se cruzaron y no tardé mucho en retirar la mía por vergüenza... ¿Cómo podría ser tan mona?

Era morena, ojos marrones y no iba nada maquillada. Vestía con unos vaqueros y una camiseta sencilla y tenía una mirada que me hacía suspirar como si me acabase de enamorar profundamente. Podrían haberse puesto mil chicas vestidas de gala y ultramaquilladas a su lado y ninguna podría haberle hecho sombra...

Subí al tren con la tremenda casualidad que fue a subir a mi vagón. Me senté en un asiento cualquiera pues el vagón iba prácticamente vacío. Para mi sorpresa la chica se puso a subir la maleta encima de donde estaba yo sentada, lo cual me dio paso para ofrecerme a ayudarla.No olvidaré nunca la dulzura con la que dijo "gracias" y esa sonrisilla traviesa.
Me quedé helada cuando vi que se sentaba a mi lado estando el vagón casi vacío. Yo que iba escuchando música me quité un casco pensando que, quizás, podría tener la suerte de que me hablase...
Tres paradas más tarde desistí y me puse los dos cascos. Pero apenas 5 minutos más tarde me rozó con su mano, me miró y guiñó un ojo. Sonreí como si fuese una niña pequeña, torcí la cara hacia la ventana y miré su reflejo que me estaba sonriendo. Yo tenía mi mochila encima de las piernas y ella deslizó su mano por debajo para comenzar a acariciarme los muslos por encima del pantalón...
No me creía lo que estaba pasando, pero estaba muy caliente. Las caricias cada vez eran más intensas y ya no solo estaba acariciando mis muslos. Estuve a punto de soltar un suspiro, pero me controlé. Entonces se acercó ronzando con su naricita mi oreja y acariciando mi cuello con su lengua. Agarró el cable de los cascos con los dientes y me lo quitó con la boca, para acercarse a mi oreja y susurrarme "voy al baño, si te vienes a terminar esto..."
No pude resistirme. Un minuto después estaba con sus piernas en mis hombros y suspiraba entre dientes mientras me agarraba del pelo como si fuese un caballo.
"No pares... No pares" Suspiraba mientras se retorcía de placer...
Sentí como se corría en mi boca... Iba a secarme cuando me agarró del cuello y comenzó a besarme. Me besaba por todo el cuello y daba pequeños mordisquitos mientra me masturbaba... Le agarré el culo y empecé a mordele los pezones mientras hacía todo lo posible por aguantar un poco más sin correrme... Pero llegó un momento en el que no pude más... Justo en el momento en el que el tren anunciaba mi parada.

Me bajé del tren como si nada hubiese ocurrido, pero aquel orgasmo fue la mejor parada en la que me he bajado nunca.

domingo, 2 de junio de 2013

3 días

Este texto va dedicado a una persona que hace grande cada momento que paso a su lado... Va por ti.

Hace un tiempo decidí caminar despacio, dejar que la vida me muestre sus cosas en vez de intentar obligarme a vivir...
Solía ir por la vida con prisa, intentando comerme el mundo sin darme cuenta que es el mundo el que nos come a nosotros... Somos seres insignificantes, que dependemos de un montón de factores para vivir, de un montón de factores para nacer y de otros tantos para morir...
Solía andar rápido con un objetivo fijo y me frustraba sin no lo conseguía... Y si lo conseguía me quedaba absorbida en eso hasta tener un nuevo objetivo. Caminaba de objetivo en objetivo, desesperada por la cercanía de algunos momentos o por la lejanía de otros...
Por poner un ejemplo, si estábamos a lunes y tenía un examen el miércoles el martes para mí no existía... Y así con un montón de cosas más...

...hasta que un día me paré a pensar. ¿Y si en vez de apresurarme a mi meta dejo que se acerque ella a mí? Y empecé a ver las cosas de otra manera.

Me desperté una mañana y saboreé cada momento. Ese día salí 10 minutos antes para poder disfrutar el camino, miré los edificios, los perros que paseaban por la calle y aun con todo me sobró tiempo para pensar en todo lo que me iba a deparar el día. Comencé a vivir el momento, a disfrutar de las pequeñas cosas... Me dí cuenta como una simple comida con los amigos antes de un examen me podía aportar más cosas positivas que horas y horas de fiesta. Observe que cada momento es lo especial que tú quieras que sea. Comprendí que, en gran medida, los momentos se miden por las personas con quien puedes compartirlos.
Todo esto por supuesto sin dejar de luchar por mis metas, pero sin cerrarme a ellas. No por querer llegar al estanque tuve que dejar de disfrutar del resto del parque...

Y así es mi vida ahora. Me entristezco, estreso y desespero como todos. Pero siempre y cuando puedo intento frenar un poco, dejar de correr por la vida y pasear un rato... Fijarme en los pequeños detalles, saborear cada momento y disfrutar de las buenas compañías, ya que la vida son tres días y en tres días pueden ocurrir tantas cosas...