martes, 21 de mayo de 2013

Lluvia

Llevaba lloviendo todo el día y aquel frío solo podía pasarse de una manera...
Estaba empapada cuando me crucé contigo en aquella calle y ninguno de los dos llevaba paraguas. Por suerte ambos llevabamos la misma dirección y por lo menos no se nos hacía tan ameno el "paseo bajo la lluvia".
Empezó a llover más hasta que tuvimos que meternos a un portal abierto que vimos para esperar a que dejase un poco...
Nos metimos debajo de las escaleras por si salía algún vecino... Recuerdo el calor que irradiaban tus manos y como me susurrabas al oído para hacer el menor ruido posible... Sentía como tu aliento rozaba mi oreja y empecé a sentirme mojada por otra razón que no era la lluvia... Giré mi cara y nos encontramos rozándonos las narices, mirándonos fijamente a los ojos... Y nos fundimos en un beso que nos terminó de dar la chispa para quitarnos aquella ropa tan mojada... Me senté encima de ti abierta de piernas y mirándote a la cara sin que dejases de acariciar mis nalgas y darme pequeños azotes... Comencé a morderte el cuello mientras entre pequeños suspiros de placer me acariciabas los pechos y te recolocabas la polla para ofrecérmela como asiento... Comenzaste a suspirar mientras cabalgaba encima de ti y tuve que darte un pequeño golpe con el pecho en la cara a modo de "castigo" que no pareció molestarte mucho a juzgar por mordisquitos que me dabas en los pezones...
Y comencé a suspirarte en la oreja mientras te pedía que me azotaras... "Me encanta que lo hagas mientras me dices zorra".
Me retiré de encima y dejé que te corrieras en mis pechos... Seguidamente me empujaste contra la pared para masturbarme mientras me besabas y mordías el cuello... Intenté no suspirar pero me fue imposible cuando te colocaste a cuatro patas y subiste mis piernas encima de tus hombros... Como me encantó como combinabas el movimiento de tus labios con el de tu lengua...

Al salir de aquel portal ya no llovía, pero yo tuve que poner a secar alguna que otra prenda al llegar a casa...

lunes, 20 de mayo de 2013

El moño demasiado ajustado.

Y de nuevo ese puto sentimiento... Que no tiene ningún sentido que aparezca ahora y que sé que no está bien... Pero sin en cambio, ahí está. Puedo negármelo una y otra vez, cerrar los ojos e intentar pensar en otras cosas pero... siempre vuelve.

¿Qué hacer? ¿Es acaso bueno evitar aquello que no evité en aquel momento? Quizás lo mejor es esperar...

Alguien me dio un buen consejo: "Lo mejor es dejar hablar al tiempo."

El problema es que a veces me da miedo que el tiempo acabe con todo esto sin que ni siquiera me dé tiempo a reaccionar.

El problema es que quizás si dejo hablar al tiempo... no me gustan sus palabras.


Dando vueltas

"Abriendo los ojos, casi sin darme cuenta, aún no sabía si estaba despierta y tú...ya estabas por mí cabeza... y tú... todo el tiempo dando vueltas....

No pensé que el camino iba a ser tan difícil.... Lo intenté, y caí dando vueltas, entre aquellas piedras que yo misma me desclavé...

Dando y dando vueltas...
Lejos de la gente y de aquella tormenta...
Dando y dando vueltas.
Y no, allí no estabas tú...
Y mientras sopla el viento,
camina y no te pares que sigue pasando el tiempo...
Y mientras, vamos avanzando,
poquito a poco, paso a paso...

Y si el viento sopla en contra, yo te seguiré empujando...

Y si despiertas y sientes que el mundo te queda muy grande para seguir, avanza adelante con paso gigante esta vida es para vivir...
Que ya no puedo estar sin ti... Y que si el mundo, mi amigo, se nos echa encima, tendremos abrigo en aquella oscura colina. Y juntos iremos  a paso ligero pensando que el mundo nos importa un bledo... Que aquellos problemas que tanto nos joden se van a la mierda, que la noche es joven y tú.... tranquilo... que juntos caminamos en contra del destino...

Dando y dando vueltas...
Lejos de la gente y de aquella tormenta...
Dando y dando vueltas...
Y no, allí no estabas tú...
Y mientras sopla el viento,
camina y no te pares que sigue pasando el tiempo...
Y mientras, vamos avanzando,
poquito a poco, paso a paso...

Y si el viento sopla en contra, yo te seguiré empujando..."


viernes, 17 de mayo de 2013

Entre la espada y la pared


Nunca me había gustado tanto que me pusiesen entre “la espada y la pared”, aún recuerdo como nos miraban al salir del baño.
17:45 pm y yo ya no sabía ni cómo me llamaba. Hacía apenas 2 horas que empecé a beber y ya no sabía de qué manera disimular lo mucho que me ponías… Aunque bueno, ¿para qué engañarnos? Llevaba mandándote señales toda la tarde y a juzgar por tu manera de actuar parece que no te disgustaba demasiado…  Por fin te atreviste a acercarte, no de manera muy disimulada y me susurraste al oído “¿Te vienes al baño? Es que tengo la boca un poco seca…”
Y ahí estábamos, en la cola del baño… Mientras todo el mundo esperaba su turno tú te dedicabas a jugar con tus dedos a acariciarme por debajo de la falda… Nunca me habían hecho algo así en público, pero he de admitir que me ponía bastante…
Por fin llegó nuestro turno, y nadie se extrañó de que entrásemos los dos juntos al baño, aunque más que entrar me metiste de un empujón… Sentía tu aliento cerca de mi oído y tus caricias sobre mis muslos. “¿No te atreves a subir más arriba?” te dije al ver que me acariciabas… Y comenzaste a tocarme los pechos suavemente para después meter la mano por el escote y pellizcarme los pezones con los dedos… Entonces te dije “no, no, tan arriba no…”  y mientras te daba suaves mordisquitos en el cuello bajaste lentamente acariciando con tus dedos mi barriga hasta comenzar a acariciar más bruscamente por encima de mi falda. Comenzaste a notar lo mojada que estaba y no pareció disgustarte demasiado pues te relamiste mientras me subías la falda y me apoyabas contra la pared. Descendiste suavemente  y me abriste de piernas… Recuerdo como te estiraba del pelo mientras me corría en tu boca.  No sé si lo oyeron los de fuera pero no pude evitar gemir mientras temblaba de placer. Y cuando me fui a recolocar la falda me  susurraste  al oído “No porfa déjame disfrutar un poquito más…”
Y mis manos arañaban tu espalda mientras mis piernas te rodaban y tus embestidas hacían que se moviese la puerta sobre la que estaba apoyada… Pensaba que me ibas a traspasar.
“¿Tienes sed”  preguntaste mientras te apartabas de mí y me sugerías con tu mano que arrodillase…  Y abrí la boca sacando la lengua sensualmente y no tardaste en llenarla con tu semen...
Y volvimos a la fiesta aunque la verdadera fiesta ya había acabado...

domingo, 12 de mayo de 2013

Brevedad

Cuando andamos despacio la vida nos sabe mejor. O quizás es que normalmente andamos tan deprisa que no nos paramos a saborearla.



lunes, 6 de mayo de 2013

Excepción

Normalmente no pienso cuando me follan. Es así. Como mucho pienso en cuál será la siguiente postura, o articulo un par de palabras para decirte que me azotes... 
Pero esa noche había algo más que sexo encima de esa cama. Las miradas, los gestos, las caricias... No me mirabas simplemente, había algo más en aquellas caricias, la situación hablaba por si sola y sin en cambio, nadie articulaba palabra.

No recuerdo como acabó mi sujetador en las escaleras, pero sí que recuerdo como me subiste a la encimera de la cocina mientras me lamías y dabas suaves mordisquitos en los pezones... Entonces me agarré a ti como un mono y me llevaste hasta la cama, donde te tumbaste boca arriba poniendo las manos detrás de la cabeza dejando bien claro lo que te apetecía. Siempre me ha encantado jugar con el glande mientras lanzo una mirada furtiva directa a los ojos... Pero esa mirada más que furtiva fue dulce, tan dulce como lo aquel caramelito que tenía entre los labios...
Y trepé por tu cuerpo hasta llegar a los labios... Mirándote fijamente me acerqué, apenas rozando mis labios con los tuyos, y ahí fue justo cuando bajé las caderas dejando que me penetrases cuando te besé lo más apasionadamente que pude... Trotaba encima de ti sin parar, pero esa noche eras tú el caballo...

No faltaron los azotes, ni aquellos suspiros susurrados al oído que tanto te gustan... Pero tampoco faltó el coqueteo... Ni esas sonrisas que más que placer físico expresaban placer puro, placer del que se siente cuando no miras con los ojos, sino con el alma...

Y no sé cuándo fue exactamente, pero me di cuenta de que no estabas simplemente follándome, que tu polla no era lo único que se metía en mí...

Normalmente no pienso cuando me follan. Pero esa noche hice una excepción...