lunes, 25 de febrero de 2013

Teatro

Bueno... pues creo que ya va siendo hora de escribir.

Hoy voy a escribir sobre el amor. Hoy quiero plasmar aquí unas reflexiones que desde esta mañana me rondan la cabeza.
Hay múltiples opiniones, y realmente no sé cual es a cierta... De lo único que estoy segura es de que cuando quieres a alguien, se nota, de una manera o de otra, pero se nota. Ya sea una mirada, un gesto o incluso un hecho... Todo nos delata. Y ya si hablamos de amor intenso, de ese amor que no se queda en una simple amistad, sino que es más profundo y que sientes que te atraviesa como un escalofrío todo el cuerpo... Si hablamos de ese amor la reacción es mucho mayor, sentimos como nos quedamos congelados al verle pasar, como miramos al suelo pero mientras le estamos viendo por el "rabillo" del ojo, y como el simple roce de su mano con la mano de otra persona nos puede hacer pasar de una extrema felicidad que vivíamos gracias a una sonrisa correspondida, a la más profunda tristeza... Que dura unos segundos, breves pero terribles... Hasta que de nuevo vuelves a la tierra y te centras en esos momentos... Los disfrutas al máximo, siempre intentando no mostrar aquello que tanto miedo te da mostrar... Pero siempre hay algo, que en ese pequeño teatro se te escapa, un gesto, una mirada... Y te vuelves rígido y frío... Intentas controlar cada uno de tus gestos, para "crear" una situación que se supone normal, con un esfuerzo sobrehumano para sufrir lo mínimo, disfrutar lo máximo y pasar desapercibido, cuando en realidad quieres ser su centro de atención... 

Y si en medio de ese teatro hay algo que falla, que se escapa.... Toca tardes y noches de ensayo mentales, que te hacen pensar que estás perdiendo la cabeza, cuando en realidad no ha habido otro momento en la vida en el que la tuvieses mejor colocada sobre tu cuerpo.