miércoles, 6 de julio de 2011

Historias de una sexcalera III

No pude esperar a las 9, me estuve masturbando toda la tarde... Tenía miedo de que llegase la hora y no me quedasen fuerzas, pero cuanto más me acariciaba más ganas tenía de que lo hiciese él...
Llegaron las 9, y fui a su casa, me había puesto un vestido corto con un escote bastante generoso, unas sandalias y el pelo suelto, no me había maquillado, me gusta ir natural, no considero que tenga que ponerme potingues en la cara para parecer atractiva.
Me abrió la puerta, no estaba arreglado, llevaba unos pantalones de chándal y una camiseta negra de uno de mis grupos favoritos. Me invitó a pasar al salón y me senté en una mesa en la cual había un centro de frutas grandísimo, al parecer esa era la cena. Se presentó y me dio un beso en los labios y dijo "No beso a ninguna chica sin saber si folla bien, lo siento". Eso supongo que significaba que yo follaba bien, si no no sé que hacía yo ahí. Se sentó enfrente de mí y comenzó a comer un trozo de fruta de manera muy sensual, yo le seguí el royo y comencé a comer también. Al poco tiempo se levantó, tenía una erección de caballo pues se le notaba muy bien con los pantalones de chándal. Fue a la cocina y trajo un bote de nata, comenzó a echarle a la fruta pero se lo quité y lo dejé en la mesa. Le bajé los pantalones y los calzoncillos y le hice que se sentara en el sofá. Cogí el frasco de nata y se la eché en el pene y los muslos, le dije "es que soy muy golosa" y me agachó la cabeza hacia la nata y comencé a tragar rápidamente... Cuando ya no quedaba nata me levanté y me quité el vestido poco a poco, mientras él, sentado en el sofá, se masturbaba viéndome. Me quité el tanga, pero no el sujetador, eso se lo dejé a él... Me senté sobre él, con las piernas abiertas, su entrepierna estaba pegajosa de la nata, y comencé a besarlo apasionadamente mientras él, que ya no llevaba la camiseta, intentaba desabrocharme el sujetador... Me lo quitó y empezó a lamerme y apretarme los pechos de una manera muy brusca, de repente cogió la nata y los roció con ella, no tardó ni 10 segundos en comérsela toda, "¿tienes hambre, eh?" le pregunté. Y me levantó y me sentó abierta de piernas en el sofá mientras el se arrodillaba y me dijo "no sabes cuanta..." Y comenzó a lamerme el clítoris y a meterme los dedos, estaba tan caliente que pensaba que me iba a correr en ese momento, pero paró y se puso un condón, y me penetró de una manera salvaje, los pechos me botaban al ritmo de sus caderas y yo no paraba de gemir y gritar mientras él se mordía los labios... Cuando llegó el momento del clímax me sacó el pene y se quitó el condón, me lo puso en la barriga y tocándose se corrió en mí... No dijo nada salvo "ahí está el baño". Lo cual me sentó un poco mal pues yo no había llegado a correrme pero no me importó, porque empecé a masturbarme delante de él, bajo su atenta mirada, hasta que me corrí. Fui al baño, me limpié y me acerqué a él, el cual me dio un pico y me sonrió, seguidamente me marché sin decir nada.

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