domingo, 19 de febrero de 2017

Lluvia

Eran las 8 de la tarde y la lluvia no invitaba a dar ningún paseo, el plan más interesante: palomitas de microondas, manta y videos de youtube hasta quedarme dormida. 

"Brrr Brrr!!"

Miré el móvil, ¿quién se acordaba de mí ese viernes por la noche?

"Esa sonrisilla me suena a que tienes plan" dijo mi compañera mientras cogía el bolso y se marchaba,"sé buena".

Pero no, no me apetecía ser nada buena. 

No sé por qué estaba nerviosa, era solo una cerveza. Solo una cerveza, unas caladas de aquel cigarro y esa mirada... que más de una vez pillé fija en mi culo.
Me diste dos besos y ya pude sentir ese olor tan dulce, mezcla de tu esencia y ese desodorante que tanto me gusta. Me temblaba la voz. Me temblaban las manos.

"Bueno, ¿y qué planes tenías para esta noche?"

La conversación no era gran cosa, la cerveza steinburg no muy fría y ninguno de los dos se atrevía a hacer lo que se gritaba en el ambiente.

"Bueno, creo que me voy a marchar" 

Y nada, de nuevo me quedaba allí, tan mojada como tu bicicleta atada a esa farola, pero... 

"Hey, no puedes irte con esta lluvia, vamos... hazme un masaje."

Me tumbé en la cama boca abajo y te invité a que te sentaras encima de mi. Fuera camiseta, fuera sujetador. 
Empezaste a acariciar suavemente mi espalda para ir apretando cada vez un poco más...cada vez un poco más y, ¡un momento!
Sentado a horcajadas encima de mi trasero, tus manos empezaron a bajar hacia algo más que mi espalda, mientras notaba todo el calor de tu entrepierna entre mis glúteos...notaba como crecía. 

"Ahora te toca a ti, pero tú ponte boca arriba."

De nuevo a horcajadas, pero esta vez el calor de tu entrepierna se juntaba con el calor de la mía. Acariciaba tu piel, tan suave. Agarré tus brazos y te miré fijamente a los ojos, no podía decir que no a esos ojos.
Notaba que cada vez estaba más húmeda y me tumbé a tu lado. Posé suavemente mi mano en tu paquete y te miré con una mirada pícara que supiste entender. 
Agarrada por las muñecas y con tu cadera apoyada en la mía sentía como me besabas el cuello, pequeños mordisquitos que se convirtieron en vistosas marcas... 

"Muérdeme los pezones"

Me retorcía de placer mientras notaba como me clavabas tu pene entre las piernas. Sentía como se movía sin aún quitarnos ni los pantalones, y yo ya no aguantaba más. Quería sentirte dentro.

Besaba tu pecho y tu barriga... Jugaba con el cinturón que, "uy, se ha roto"
Rodeaba tu pene con mis labios por encima del calzoncillo.

"Tengo la boca seca." 

Gemías tan suave... Mi lengua no paraba quieta, hacia arriba y hacia abajo... circulitos... 
Entonces comenzó mi segundo masaje. Sentada encima de ti empecé a notarte dentro. 

"Más dentro... Dios... Más dentro..."

Agarrabas mi culo y lo azotabas. Lo siento, no sé gemir bajito. 
Eres tímido, pero no dudaste en ningún momento en agarrarme por la espalda para aproximar mis tetas a tu cara, las sentías rebotar con cada movimiento, las mordías fuerte... 

"Mmm, déjame a mí arriba."

Me agarraste con tus fuertes brazos. Besos dulces, embestidas fuertes... Sentiste mi orgasmo, mis uñas se encargaron de ello.

"Creo que me voy a correr"  

Con mi carita de niña buena abrí la boca y la señalé. "Aquí porfa"

Tan caliente. Tan rico.

"Parece que ha amanecido"

"Sí, y espero que aún no haya dejado de llover".




No hay comentarios:

Publicar un comentario