Lunes por la tarde.
6 de Julio.
40º C en la sombra.
Biblioteca.
Se acerca el último examen.
Visto así no suena nada apetecible, ¿verdad?
La sala estaba prácticamente vacía, las mesas llenas de botes de cocacola y redbull y entre los pocos que éramos apenas se atisbaba una leve sonrisa... o si.
Al fondo de la sala un chico con los cascos puestos enchufados al ordenador movía la cabeza ligeramente al son de una música que mi cabeza imaginaba. Sin darme cuenta fui acercándome a aquella mesa, hasta sentarme justo delante suyo.
"Hola" fue la palabra que insinué con mis labios mientras miraba fijamente esos profundos ojos.
De respuesta recibí una sonrisa, y un ligero aroma muy dulce fruto de la mezcla de mi desodorante de hombre favorito (Axe Chocolate) y un olor corporal que, ya me parecía a mí, no iba a dejar hueco a la concentración esa tarde.
Cogí mis rastas y me hice un moño, me puse las gafas y me coloqué el sujetador (no hay nada que me moleste más mientras estudio que un aro mal colocado). Justo fue cuando observé como me miraba las tetas el chico. Su mirada recorrió mis manos, mi escote, mi cuello y finalmente se encontró con una sonrisa pícara y un guiño que, a juzgar por el rubor de sus mejillas, no se esperaba.
Pasé sutilmente las páginas del libro que no pensaba leer. Cogí la botella de agua que casualmente no acerté a beber bien, dejando escurrir una gota por mis labios que descendió por mi cuello hasta llegar a mi escote. La sequé ligeramente con mis dedos y suspirando lo miré y pudo leer en mis labios "qué calor ¿verdad?".
Y señalando para la puerta le invité a que me acompañara.
Me levanté, notando como los pantalones se habían adaptado perfectamente a mi silueta gracias al calor y, por supuesto, al tanga.
Noté su presencia siguiéndome a lo largo del pasillo, pero al llegar a la puerta de salida me giré, me acerqué todo lo que pude a él, pegando mis tetas a su pecho, dejando un ángulo perfecto para que no se perdiera ni un detalle de mi escote y le susurré al oído "Tengo el método perfecto para acabar con este calor".
Entré al baño mientras él, desde la puerta me miraba con una mirada que mezclaba miedo y ganas.
Agarré su camiseta y lo traje frente a mí.
Cerré el seguro y noté sus manos acariciando mi cuello.
"Con esas manos tan calientes es mejor que toques otro sitio."
Besaba tan bien que apenas me di cuenta como acariciándome la espalda llegó hasta el broche del sujetador. Antes de que me diera cuenta ya no llevaba puesta camiseta y él agarraba con fuerza mis tetas mientras me daba pequeños mordisquitos en el cuello.
Se quitó la camiseta.
"Ahora me toca a mí desabrocharte algo".
Y bajé hasta sus pantalones, besando la barriga fui desabrochando uno a uno los botones de sus pantalones.
Besaba suavemente el calzoncillo, notando la erección mientras él me deshizo el moño y me acariciaba la cabeza.
Agarré la goma del boxer y tiré para abajo, dejando caer su polla sobre mi nariz, jugando con ella con mis labios.
"Shh, no suspires tan fuerte, no quisieran que me echaran de la biblioteca a un día de terminar el curso".
Su cara reflejaba un intenso placer mientras jugaba con mi lengua. Él acompañaba los movimientos de mi cabeza con sus manos y disfrutaba al ver el bote de mis tetas.
Me levanté y me quité los pantalones, le obligué a sentarse en la taza del baño y me senté a horcajadas encima de él, mientras azotaba su cara con mis pechos
"No estás estudiando nada, eres un niño muy malo".
Agarró mis nalgas y las azotó. Mientras, con el movimiento de mis caderas comenzó a notar como mis muslos empezaban a humedecerse.
Ladeó mi tanga, empapado e introdujo dentro de mí sus dedos.
Mordía mis pezones, me azotaba y agarraba fuerte y me envestía contra la puerta, lo notaba dentro.
Mis piernas se agarraban al rededor de su cintura y mis uñas arañaban su espalda.
De rodillas y con cara de niña buena le miré con la boca abierta.
"Anda, quítame el calor."
Y lo sentí caer, en mi boca, caliente.
Seguidamente me sentó en el baño, puso mis piernas sobre sus hombros y me hizo llegar al cielo.
Salimos del baño. Nadie se había percatado, pues hasta el de seguridad estaba medio dormido mirando su tablet.
"Cuando quieras hacemos un descanso"
Dije, sentándome de nuevo delante suyo, mordiéndome sensualmente el labio, acariciándome sutilmente el escote.
"Cuando quieras".
Sonrisa. Aroma. Cascos puestos. Me siento preparada para esta larga tarde de estudio.
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