miércoles, 15 de julio de 2015

Chapuzón

Las gotas de sudor me recorren la nuca. Noto la espalda de la camiseta empapada, me la voy a tener que quitar; total, ya ves quien va a venir a verme a mi cuarto, a oscuras y a estas horas de la noche.
El tanga parece que por el momento está sequito y en su sitio.

Típica noche es ésta, me parece a mí. Como la de más de alguno de vosotros. ¿Nadie está tirado en la cama, con el móvil en la mano y queriendo morir de tanto calor que hace?.

Os contaré una historia refrescante... o no tanto.

Esta tarde fui a bañarme en la parcela de un amigo, la piscina no es gran cosa, no tiene césped y te pinchas con las piedrecitas al salir del agua, su perro es un mastín que cada vez que se sacude te llena de babas y ladra hasta a las mariposas, pero la verdad es que este chico siempre sabe como entretenerme.

175 cm de altura, 90kg de peso. Ojos verdes. Pelo oscuro y barba densa.
Brazos musculosos, pequeña barriga. Sonrisa de anuncio. Lengua del pecado.

"Pero, ¿qué haces? Suéltame ya, que seguro que el agua está muy fría."

Y en tus brazos, rumbo a la piscina me evitaste el camino de piedrecitas y las babas de Gus.

Abrí los ojos y allí estabas, persiguiéndome por esa minúscula piscina. Me agarraste por la cintura y subimos a la superficie. A tres escasos centímetros nuestras bocas, notaba tu respiración agitada, notaba como pegabas tu pecho al mío, notaba... lo notaba.

Y tu mano descendió hacia mi trasero, sin que pareciera estorbarle la goma del bikini entró directo.

Recuerdo como besabas mi cuello. La ausencia de esponja en ese bikini dejaba que se remarcara claramente la silueta de mis pezones, que suavemente besaste, sin perder ni un momento mientras buscabas la tira que colgaba en mi espalda y desabrochaba la parte de arriba.

Bañarse desnuda en una piscina es algo excitante.

Me subiste a la escalera y posando mis piernas sobre tus hombros te acercaste con una sonrisa traviesa.

"Vamos a merendar."

Comenzaste realizando pequeños círculos con tu nariz sobre mi clítoris mientras tu lengua acariciaba suavemente mis labios. Poco a poco fui sintiendo más tu lengua. Te sentía más cerca, más dentro.

Tanto pude gemir que me agarraste por el trasero y me metiste derecha a la piscina para que dejara de hacer ruido...

Y la verdad es que no soy una persona que aguante mucho la respiración debajo del agua, así que con un movimiento de cejas y una ligera sonrisa te invité a sentarte en la escalera.

Tan mojada y tan erecta comencé a besarla mientras te miraba de reojo (me encanta ver la cara de placer que pones).

Rodeaba con mis labios el glande mientras me ayudaba de las manos para masturbarte muy suavemente...

"Más rápido" dijiste.

Pero no pensaba seguir con las manos, con mi boca me bastaba.

Y fuiste tú mismo el que tuviste que meterte a la piscina para dejar de gemir esa vez.

Pero el tiempo pasa, y es ya tarde. Ahora estoy sola y con sueño,

Y este maldito tanga sintiendo envidia de la camiseta acabará en el suelo, empapado.

Buenas noches, dulces sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario