martes, 18 de febrero de 2014

Paradoja

No me gusta que me mires a los ojos y me mientas.
No me gusta que te mires a los ojos y te mientas, frente al espejo, ensayando muecas alegres y sonrisas casuales.
Pero no importa si a mí me gusta o me deja de gustar. Deja de buscarle explicación a la vida, la vida se explica viviéndola
¿Por qué nos acostamos despejados y nos levantamos cansados?
¿Qué nos hace perder la esperanza en un sueño y luchar por otro?

Deja de engañarte, la vida no te va a dar respuestas. La vida te va a plantear preguntas que tú mismo debes contestar.

No me vale que mires para otro lado y le sonrías a la nada... Mejor mírame a los ojos y llora, grita o simplemente... no sonrías.

Porque empiezo a dejar de entender... Porque ya no quiero entender.
Entender esa paradoja, la paradoja que forman tus labios y tus ojos.

Puedes sonreír, reír, gritar de alegría, saltar... Pero, lo siento, llegas tarde... Hace rato que tus ojos gritaron mucho más fuerte.

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