3:23 de la noche, pintaba más aburrida que nunca y los apuntes no me indicaban lo contrario.
Hacía una noche perfecta para salir, pero mi falta de ganas y tu ausencia combinaban demasiado bien.Mucho más que aquel asqueroso café de sobre con esas pipas rancias que actuaban de único método de distracción en esa larga noche de estudio.
3:25 Suena el teléfono. Hacía 2 meses que cogiste aquel avión, y desde entonces nunca te habías olvidado de llamarme ninguna noche, excepto ésta, que lo hiciste con un retraso muy superior al normal.
3:30 Suena el timbre. Abrí la puerta y te encontré con ese ramo de rosas, barba de varias semanas y una mirada de cachorro que me dejó con la boca abierta.
Solo pensé en besarte, solo te besé sin pensar.
Te acariciaba, nuestras lágrimas de alegría se fundían en una sola, y morían en aquel beso.
No esperé a que me quitases la ropa, mi cuerpo se entregaba por completo a ese momento.
No esperé a que me abrazaras, mis brazos no estaban dispuestos a dejarte ir otra vez.
Sentí tu mano recorriendo mi entrepierna, sentí tu lengua rozando mi piel.
Acariciaba tu pelo, lo agarraba y tiraba gimiendo.
Gemidos provocados por tu lengua inquieta, por esos dedos finos que se resbalaban dentro de mí.
3:58 Tus manos agarraban fuertemente mis muñecas.
El cabecero de la cama golpeaba contra la pared y tus caderas cada vez se movían más y más deprisa.
El bote de mis pechos te hipnotizaba junto al sonido de mis gemidos. Aquellos gemidos que me liberaban de la esclavitud de no haberte tenido durante aquellos 2 meses eternos.
4:07 De rodillas, con la boca abierta y mirándote con cara de niña buena.
Siempre he pensado que no hay nada más sexy en un hombre que una buena sorpresa, acompañada de una noche de lujuria y una barba de varios días.
4:12 La televisión resuena en el salón, los apuntes caen entre mis piernas y el respaldo del sofá. No sé las horas que llevo dormida.
Es curioso como los sueños más maravillosos se pueden convertir en pesadillas cuando despiertas.
Buenas noches.
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